miércoles, 14 de noviembre de 2012

La infinita Nada

En tu infinita ingenuidad articulaste un plan para matarme
y de seguro caí, victima del demonio que liberaste.

Eterno es tu afán, de no tomar partido, no te los nombraron,
solo escapaste de dejar tu esencia en manos del cautivo.

El enamorado de tus ojos claros, suspicaz, pensó el mundo,
y lo vio nacer y terminar, en tus piernas, en tus ojos y  tus pequeñas manos.

Ellas finalmente y lejos de las mías, tomaron calidamente la decisión mas fría,
tomaron el arma, y jalaron el gatillo, toda tú, en mi, contra toda mi nada, en ti.

Infinita fue la nada, que atravesó sin piedad mi atormentada alma,
y tú, moriste en mí, para dejar el frió de tu indiferencia, del "te hallabas" .

Tu eternidad en una mirada, y la nada en tu boca,
grita agonizante todos los poemas, haciéndose nada aquí y ahora.

De tu ingenuidad, de tu terrible y angustiante silencio,
salio una frase que vino a mi como un recuerdo.

"Toda tú, todo yo, la nada entre nosotros, y el silencio de tu dulce boca que me dice. - Todo -, que me dice - Nada -."

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