jueves, 29 de noviembre de 2012

El Día Soleado

Aún recuerdo aquel momento. Fue un día soleado, yo iba feliz, hasta que sucedió aquello. No era tan mala persona, sin embargo, tampoco era buena persona, era de esas personas que solía ser buena en ocasiones,  cuando le convenía, y mala en otras, bueno muchas veces y también cuando le convenía.  Se acercó para contarme un secreto. No eramos amigos, eso ya fue extraño, jamas me había preguntado hasta hoy, el porque se acercó ese día,  justo ese día,  bueno, hay muchas cosas que no puedo comprender, simplemente se liberó de aquel secreto que para él no era una carga, me dijo unas "verdades" que calaron en mi como cien cuchillos. Aun recuerdo, caminamos subiendo una escalera, los pies marcados en aquel sendero solo indicaban que yo, estaba en contra del camino, y cada palabra que escuché no hizo más que volverse humo cuando un cigarro de alguna persona, inundo mi cabeza con "vagas preguntas" y la incertidumbre se apoderaba hasta dejarme pequeño. Estoico, quizás un poco hipócrita - Mostrándome fuerte - escuché  atento, y me pidió consejos, a lo que respondí casi mudo, diciendo que solo debía pensar, luego se fue, dejándome con el más terrible de los canceres, el cual, hasta el día de hoy carcome mi cerebro.
Fue raro ese día, hacia calor, pero un calor aún mas grande subió por mi espalda, llego hasta mis hombros, mi corazón latía fuerte, luego se volvió frió, me sentí raro, finalmente, se acento como una arritmia, y empezó a bombear preguntas, una tras otra. Me fui herido por aquella confesión,  luego nada era igual, mis ojos ahora miraban desde la verdad, esa persona no mentía, raro en esa persona, pero  pude objetivar esa conversación  y casi por vía negativa, abstraer la verdad, que para mi lastima, era la misma que me contó.
Que día más terrible, tenia pensado hacer tantas cosas, y así como la corriente se lleva al río, él rió por verme en la corriente de la verdad, río arriba, me iba perdiendo, y lo peor, ya estaba medio muerto.
De noche, en mi casa, pensaba en aquel día,  y en los grupos de personas que como jaurías mordían las ideas que se hacían de otra persona, fue ahí, cuando aquella verdad volvió para atormentarme, y yo, triste, me perdí en historias fantasiosas que salían desde una profunda melancolía y la decepción de saber que me mentías  y bueno, que lo sigues haciendo. Luego y un año después,  otras verdades aparecieron.
Los días posteriores al fatídico día soleado, estaba nublados, era como si el tiempo estuviera conmigo, pensativo, y ambos arremetíamos preguntas, él contra nosotros, y nosotros contra el tiempo. Aquella conversación de cien cuchillos, la quise olvidar, me dije - no importa, sigamos siendo como somos, no queremos más que hacer el bien - y con una sonrisa, me fui, aun un poco triste, pero con la esperanza de remediar la herida.
Hoy, es el atardecer de ese día  y eso que  ha pasado más de un año, aun no se oscurece, estoy esperando que el sol se oculte, no para esconderme, sino para salir a contar las estrellas, y la luna. Ojala pueda escucharme y así contarle todo, para que, si tengo fortuna, le pueda decir al sol - mira las estrellas que conté para ti, espero me regales un poquito de tu luz, y no se esconda para tener que contarle a mi sombra, los pecados que cometí y confesarme, por adorar a un Falso Dios.

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