martes, 7 de enero de 2014

Ahogándome hasta vivir

Me perdí, me bañé en tu nombre juvenil, y aun pequeño como una aguja me pinché y me desangré hasta vivir… sí, eso dije “vivir” pues no pudo existir mejor momento para aparentar muerte y saltar del destino para hendir mi espada en lo que creían era el fin, y vivo, renovado por sus cálidos abrazos, ella me canta la nana del encuentro no programado… Salto desde  la tanquedad al calor del cambio y estás surcando en ti misma el nombre del rió blanco, y desaparezco, me ahogo en hermosa felicidad, un rato en el agua no me hará mal, le dije a mi ingenuo interlocutor, y lo maté y nunca fui más feliz. En su agonía me dio las gracias y la miró a la cara… la gran muerte ocurrió, todos rieron, fue un gran festín. Un abrazo de días me hizo caer a su encuentro…. Caí brevemente en mi rió favorito y mientras lo hacía, su rostro me decía: Bienvenido del cielo , y luego me hundí en el profundo y precioso sueño.
Ahogándome en el rió de su cuerpo, bañándome en las riveras del miedo, me vestí de caballero... tomé mis armas y sali reluciendo una armadura de fuego... mis ojos eran penetrantes, mi voz casi una tormenta (no me reconocí) y ella al final, y ella al principio, y ella en todas partes... ella en mí. 

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