“Experimenta
una gloriosa voluptuosidad cuando el amor hace vibrar uno a uno sus nervios,
pero su alma es tan solemne como la del hombre que, tras haber vaciado la copa
del veneno, nota cómo la ponzoña se infiltra en cada gota de su sangre, pues
ese instante es vida y muerte a la vez. Cuando el amor ha sido absorbido de
este modo, y se sumerge en él, encuentra valor para intentarlo todo, para
atreverse a todo. Con una sola mirada abarca la vida y sus contingencias,
convoca a sus veloces pensamientos que,
como palomas amaestradas, obedecen a cada indicación suya; luego, agita sobre
ellas la varita mágica y escapan volando en todas direcciones. Pero una vez que
han regresado todas, y todas resultan ser mensajeros de dolor, y le advierten
de la imposibilidad, permanece tranquilo, las despide de nuevo, y ya una vez
solo, emprende el movimiento.” (Kierkegaard 2005,
P.95)
La terrible angustia (Inspirado en Temor y temblor).
Un cuchillo afilado desde mi pasado aparece hábil para romper mi naturaleza frágil, lábil.
Desangrado, temblando por ver realizada ante mí mi gran fobia, caigo presa de un terrible miedo que me agobia.
sentado, sudando por lo que aun no hago, me reitero preguntas que jamas había formulado
¿por qué me sucede, por qué no hice algo antes? y mis respuestas en silencio se disipan en el aire.
Estoy anonadado, perdido, casi sin aliento, una especie de hombre que se volvió niño de nuevo,
sentado y llorando, angustiado sin saber que hacer, el agua cae del cielo y se acumula en mis pies.
aun sin hacer lo suficiente, haciendo todo lo posible, me abandono. ¡¡ Mirad al loco que ya no ríe !!.
Mis palomas, mensajeras de un dolor inconmensurable, traigan el veneno que aun siento ese dolor punzante,
entra en mi sangre, y destruye mi corazón, destruye todo, y borra como en la película los terribles recuerdos que no quiero tener hoy.
Sus mensajes... cortos y mortales, son cadena perpetua y enfermedad agonizante, un riesgo que tomé al no dar el salto, ¿ increíble no ? Kierkegaard, tú entiendes ese atornillado clavo.
Todo oscuro, las palomas no saben que más hacer, les doy su recompensa y vuelan para jamas volver,
y aquí me quedé, vacío, un recipiente de hombre, callado, sin angustia, resignado, una terrible sombra que se mueve indolente entre las brasas de su todo que desciende, entre lagrimas, llorando por lo que perdimos y jamas tendremos.... resignado, temblando, temiendo que esto sea verdad, temiendo que lo que dijiste sea en verdad real, temiendo y temblando caen trozos de mi esencia y la escala parece a cada segundo ir aumentando.
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