martes, 25 de junio de 2013

Unidad de sentido

En mi conciencia apareces, libre de todo traje mundano,
te apareces a mí siendo experiencia y vivencia en acto,
eres tu misma, no eres otra, estás en mi cabeza,
reduzco lo que te interpreta y te obtengo casi por completa.

Aun morando en mi pensamiento, y cuando vienes del pensar cambiante,
eres lógica e individual y busco transformarte en “La verdad” universalizable,
pero debo llevarte a un nuevo mundo, idealizarte y ser consciente de ese paso,
para ello te transformas en un sentido y tu forma gigante se hace mandato.

Te vivo en mi conciencia, y aun cuando te encierras totalmente en ella,
en tu sentido radica la definición de tu persona, de tu terrible agonía amorosa,
y no puedo comunicarlo, no puedo dejarte agonizar atrapada en mi mente,
te libero al mundo de la vida, intersubjetiva con otro te desenvuelves.


El método ha permitido que te salves, que en definición aparezcas una, ideal y trascendentalmente significante,
aunque tu retrato remita a un mundo del pensar y no mi pensamiento que parece insignificante,
aquel hecho psicológico un hecho particular que es un fenómeno externo,
se teñirá tarde o temprano de la interpretación de un mundo que deforma “lo que yo veo”.

Tu sentido, tu unidad, tu idealidad y tu realidad en mi conciencia,
desaparecen y se esfuman en el mundo de la vida para irse y dejar mi tierra,
un impulso me mueve a buscarte en la contingencia,
pero no tiene sentido, su significado es errado,
no creerás pero al parecer hay un nuevo fenómeno y se está "universalizando".

martes, 18 de junio de 2013

El helado viento de inicios de invierno

Bajas del terrible cielo para mezclarte entre los mortales,
y tu poderoso aliento nos hace sentir como metales,
maleables y duros, enrojecidos por tu golpe sincero,
te damos la cara, y la escondemos con la nariz roja para no parecer ebrios.

Lentos, perezosas maquinas de exhalar, vamos todos juntos a rumiar,
tarareamos la sinfonía del murmullo, de la calidez de algunos humanos juntos.
Esperas, y afuera estás como acechando a una presa,
la cual se une con  todos en una sala pequeña y para así  parecer una gran cebra.  

Elevando en tu nombre palabras de un léxico un tanto soez,
algunos maldicen tus terribles ganas de todo cuerpo poseer,
y cabalgas en los vientos de junio y parece que te metieras en mi cabeza,
pero algo hiciste, parece que se congeló algo, y al quebrarse cayó como un enorme candelabro.


Y se hizo fuego, uno muy grande y un calor casi sofocante, temblores propios del movimiento de volcanes,
y aquellos vientos helados de tristeza circunstancial y circundante,
no hacen más que pasar por mi lado cuando estoy pensando en tu figura de rojo color cambiante,
y me tienes sentado, pensando y obviando el terrible escenario que tenía para mí el frío de esta estación del año,
pero me dices – espera – que se viene un cambio,
comienza el tibio viento del invierno de un viejo pensamiento,
y aquí estoy sentado pensando, aun con frío, pero sintiendo un calor “nuevo”.